Por Roberto Hernández*
La Habana (PL) El Papa Benedicto XVI puso fuera de foco la hostilidad de Estados Unidos contra Cuba, al considerar que esa política de larga data ha afectado al país caribeño en la construcción de una sociedad de más amplios horizontes.
La postura del Sumo Pontífice, que tuvo una amplia acogida durante su reciente visita pastoral a la nación, mantuvo así la oposición de la Santa Sede al bloqueo que Washington aplica contra La Habana desde hace más de 50 años.
En una alusión a la política anticubana de la Casa Blanca, y antes de cerrar tres días de estancia en Santiago de Cuba y en la capital cubana, Su Santidad se refirió a "cuando medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del País pesan negativamente sobre la población" de Cuba.
Durante un discurso ante de partir de regreso a la Ciudad del Vaticano, el Santo Padre también llamó a solucionar con diálogo paciente y sincero, comprensión recíproca y voluntad de escucha las "eventuales discrepancias y dificultades".
Aunque se reunió en par de ocasiones con el presidente Raúl Castro y en una con el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, los tres días de presencia del Obispo de Roma tuvieron características apostólicas, al concentrarse en aspectos religiosos.
También yo he deseado ardientemente venir entre ustedes, dijo, como peregrino de la caridad para agradecer a la Virgen María (aquí Virgen de la Caridad del Cobre) la presencia de su venerada imagen en el Santuario del Cobre. Desde allí acompaña el camino de la Iglesia en este país e infunde ánimos a todos los cubanos, manifestó el sucesor de Pedro, el primer Papa en los 20 siglos de historia de la institución, que cuenta con unos mil millones de seguidores en el mundo.
El viaje 23 de Benedicto XVI se enmarca en el Año Jubilar por el aniversario 400 del hallazgo de la imagen de la Virgen, cuya condición de patrona de Cuba fue solicitada por los veteranos, la cual fue concedida el 10 de mayo de 1916 por su Santidad Benedicto XV, quien la declaró Patrona Principal de la República de Cuba.
Tras una intensa agenda, que incluyó sendas misas en Santiago de Cuba y La Habana con participación total de medio millón de personas, el Santo Padre aseguró que continuará rezando para que la nación siga adelante y sea la casa de todos y para todos los cubanos.
Doy gracias a Dios, que me ha permitido visitar esta hermosa isla, que tan profunda huella dejó en el corazón de mi amado predecesor, el Beato Juan Pablo II, cuando estuvo en estas tierras como mensajero de la verdad y la esperanza.
Me llevo en lo más profundo de mi ser a todos y cada uno de los cubanos, que me han rodeado con su oración y afecto, brindándome una cordial hospitalidad y haciéndome partícipe de sus más hondas y justas aspiraciones.
Vine aquí como testigo de Jesucristo, convencido de que, donde él llega, el desaliento deja paso a la esperanza, la bondad despeja incertidumbres y una fuerza vigorosa abre el horizonte a inusitadas y beneficiosas perspectivas, expresó.
Tal entusiasmo fue visible durante los contactos del Papa con el pueblo, ocasiones en las que dejó sin cerrar las ventanillas blindadas de su auto panorámico en una muestra de confianza hacia sus anfitriones.
Para el Sumo Pontífice la hora presente reclama de forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional, se destierren posiciones inamovibles en aras de transformar las actuales culturas de dominación.
Igualmente su llamado cargó contra los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento e ineficaz el esfuerzo de colaboración.
Raúl Castro, quien lo recibió y despidió y además asistió a sus dos homilías, destacó el ambiente de mutua comprensión que rodeó la visita, que intentaron cubrir con un matiz político los grupos anticubanos asentados en la Florida.
Su encuentro con los cubanos le ha dado la oportunidad de conocernos mejor y constatar la justeza de nuestros propósitos, manifestó el Jefe de Estado cubano.
Somos conscientes de que la dignidad plena no solo se construye sobre bases materiales, sino también sobre valores espirituales como la generosidad, la solidaridad, el sentimiento de justicia, el altruismo, el respeto mutuo, la honradez y el apego a la verdad, añadió.
El tema de la familia fue uno de los más mencionados por el Santo Padre, acerca de lo cual l gobierno cubano ratificó que el país privilegia el papel de los padres en la educación de los hijos.
Cuidamos de la niñez como nuestra mayor esperanza y alentamos a la juventud, sin ningún paternalismo, a la participación libre y creadora en las realizaciones de nuestra sociedad, subrayó.
* Periodista de la Redacción Nacional de Prensa Latina.
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