lunes, 28 de mayo de 2012

Venezuela consolida su identidad cultural

Lianet Arias Sosa

Caracas (PL) El Instituto del Patrimonio Cultural de Venezuela, nacido a principios de los años 90, traza caminos para resguardar, con eficacia mayor, los bienes que sostienen y consolidan la identidad de este país.

  La institución, adscrita al Ministerio de Cultura, rige y establece las políticas sobre el manejo de los asuntos en ese ámbito, altamente sensible para el mantenimiento de la memoria histórica y el afianzamiento de la nacionalidad.

Entre los elementos más representativos en esta materia, Venezuela tiene a Coro, una ciudad colonial en el estado de Falcón, que sobresale por la mezcla de estilos arquitectónicos caribeños y de la tradición española.

El lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1993.

También ostenta esa condición la Ciudad Universitaria de Caracas, concebida por el prestigioso arquitecto Carlos Raúl Villanueva, y considerada una obra maestra de la contemporaneidad.

Para proteger espacios semejantes, el Instituto cuenta con los órganos estatales de seguridad, pero impulsa además otras estrategias.

De acuerdo con su presidente, Raúl Grioni, el patrimonio no está constituido por "una cantidad finita y pequeña de bienes y objetos", sino que envuelve todo cuanto identifique a los venezolanos como tales.

En declaraciones a Prensa Latina, añadió que la defensa de este amplio espectro de elementos (música, maneras de hablar, árboles, genteâ��) no se logra solamente con la contribución de la institución, la cual vela por el cuidado de esos valores.

La mejor manera de protegerlo consiste en profundizar el aprecio del pueblo hacia esas manifestaciones, sostuvo Grioni desde la casona que alberga al Instituto, conocida como Villa Santa Inés y donde residió el mandatario Joaquín Crespo a finales del siglo XIX.

Hace ocho años, el organismo emprendió las investigaciones para el I Censo del Patrimonio Cultural Venezolano, una iniciativa orientada al registro de los elementos característicos del acervo en esta nación.

Unos 330 equipos de trabajo, previamente capacitados, recorrieron el país para recabar información que, según las autoridades, beneficia también a entes relacionados con la educación, la defensa de la soberanía nacional y el desarrollo de la ciencia y la tecnología.

Tras las pesquisas, las manifestaciones fueron incluidas en un catálogo bajo la categoría de bienes de interés cultural.

A juicio del presidente de la entidad, el Instituto hizo "una cosa maravillosa": fue hasta los municipios a debatir con las comunidades qué entendían como patrimonio.

El proceso de cambios en este país, con una profunda concepción inclusiva, posibilitó que, en lugar de un colegio de expertos, la categoría de lo que es o no patrimonio lo decidieran los propios habitantes, subrayó.

De esta forma, dijo, se pasó de unos 900 bienes registrados antes de la actual administración, a unos 90 mil en estos momentos.

Esa es la mejor manera de defender el patrimonio: que las comunidades y la gente lo reconozca, lo use y lo valore, enfatizó.

LA PIEDRA KUEKA

Con el propósito de proteger los elementos indisolublemente ligados a esta nación, el Instituto prosigue, además, las gestiones para devolver a Venezuela la llamada piedra Kueka-Abuela, un objeto sagrado para el pueblo Pemón.

Según Grioni, la roca de 30 toneladas fue sustraída de su sitio por el artista alemán Wolfang Von Schwarzenfeld y transportada a la nación europea sin respetar las disposiciones legales de este país.

Cuenta la leyenda que Kueka, un joven Pemón, fue en busca de la joven más bella de la comunidad Macuxi, irrespetando las normas establecidas por Makunaima, dios celoso y estricto, quien se negaba a la mezcla de ambas partes.

Ante la desobediencia, la divinidad los convirtió a ambos en piedras que, según la tradición, son el abuelo y la abuela de los Pemón.

Grioni calificó de acto de defensa de la soberanía nacional el reclamo para que la piedra, expuesta como parte de un proyecto denominado Global Stone, retorne a Venezuela.

Ese y otros desafíos ocupan actualmente al Instituto, un organismo destinado a salvaguardar el patrimonio que, en ese esfuerzo, también invita a niños y jóvenes de las comunidades a valorar el acervo en su justa medida.

Nuevos conocimientos en torno a las danzas tradicionales, los pueblos indígenas, las comidas típicas, documentos que marcaron la historia u objetos portados por ilustres figuras independentistas, contribuirán sin duda a ese empeño.

*Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.


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