Ni Roma ni la eurozona se hicieron en un día... |
"Las noticias en Europa empeoran", podría verse en alguno.
"Panorama negro para la economía en la zona de la moneda", diría
algún otro.
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crisis en la eurozona vista desde el resto del mundo
Las historias hablarían de inflación, de "desórdenes en las calles,
con pronósticos de anarquía en algunas partes de Europa occidental", de un
"creciente descontento" y de "temores sobre el surgimiento de
grupos radicales y movimientos populistas de derecha", ante un cuadro de
creciente inflación y desempleo.
Comentaristas describirían una "caída general en la moralidad" y
una "apatía" generalizada, con la clase adinerada retirándose a sus
mansiones en el campo para esconder su dinero.
¿Suena conocido?
La misma aguaMucha agua ha corrido debajo del puente entre el declive del
Imperio Romano y la eurozona de Ángela Merkel. Aunque a veces parezca que la
misma agua ha vuelto al mismo puente, 1500 años después, argumenta el
historiador Michael Woods.
En el siglo V, en lo que hoy se conoce como Gran Bretaña, el impacto de los
cambios políticos y la erosión económica fue particularmente duro.
Las ricas piezas de cerámica y artículos de lujo que corresponden a épocas
anteriores parecen haber desaparecido por completo de los sitios arqueológicos
correspondientes a esta época.
La moneda simplemente dejó de ser utilizada, le dice Woods a la BBC.
Los británicos regresaron a una Edad de Hierro de la economía rural. De la
autosuficiencia y el trueque terminaron emergiendo eventualmente las sociedades
medievales y modernas.
¿Se puede aprender algo de esta experiencia?
Lecciones del pasadoClaro que median muchos años, y las condiciones
entonces eran muy diferentes. Para empezar, apunta Woods, las democracias de
masas son mucho más complejas que el mundo romano.
"La caída de Roma sirve para recordarnos que las sociedades complejas
pueden quebrarse, y de hecho se quiebran (...) Pero en su momento la sociedad
se recupera. Después de todo, las sociedades están hechas de personas"
Michael Woods, historiador
"Pero la historia nos dice que las sociedades complejas sí colapsan. Y
la gran constante, además del clima y las fuerzas económicas, es la naturaleza
humana. Las sociedades, antes como ahora, están hechas de personas, y
frecuentemente son destruidas por las personas", señala.
Además del poder de las armas y la influencia del cristianismo, que algunos
autores consideran clave en el colapso de Roma, algunos opinan que hay otros
factores que jugaron un papel decisivo. Y que son relevantes hoy.
Primero, explica Woods, está la creciente desigualdad entre las clase
sociales.
"Cuando los ricos y los pobres comienzan a vivir de forma
completamente diferente, esto lleva (tanto antes como ahora) a que los pobres
decidan prescindir o 'salirse' del Estado. Todos los estudios sugieren que la
sociedad está más contenta cuando se reduce la distancia entre los pobres y los
ricos", explica el historiador.
"Incrementa esa diferencia, y afectarás los valores y actitudes de una
sociedad, así como la posibilidad de lograr cosas a través del cobro de
impuestos", añade.
Los aristócratas del siglo V, cuya fortuna estaba basada más sobre la
propiedad de la tierra que sobre las finanzas, contribuían mucho menos que sus
antepasados a la defensa y el gobierno.
Eso llevó -como hoy- a un problema de credibilidad entre las personas
comunes y los burócratas.
Sentimiento grupal
Según Michael Woods, otros aspectos del colapso de Roma
son más difíciles de cuantificar, pero giran alrededor del "sentimiento
grupal", esa especie de pegamento que mantiene a los miembros de una
sociedad trabajando por objetivos comunes.
Woods recuerda que las sociedades complejas pueden colapsar. Pero los
motivos son complejos.
"Todo lo que hicieron nuestros líderes para tratar de salvar la
situación terminó teniendo el efecto contrario. La sociedad se convirtió en
presa de disputas corrosivas y el disenso, ira hacia los ricos y un oportunismo
político desatado, que no distinguía entre lo bueno y lo malo", decía el
historiador británico Gildas en el siglo VI.
Otro elemento que notó Gildas fue el influjo de extranjeros desde el
continente, que aprovecharon la falta de un orden central para crear subreinos
romanos. Siempre estuvieron en minoría, pero tuvieron un tremendo efecto en la
cultura británica, apunta Woods.
El final del Imperio Romano fue testigo del surgimiento gradual de
identidades regionales, "lo que frecuentemente ocurre en la historia en
tiempos de crisis".
"Roma no fue construida en un día, ni cayó en un día. Su sombra
todavía nos cobija, un recuerdo impreso casi como información genérica, un
recuerdo al que todos pertenecemos", señala.
¿Pero también nos cobija como un espejo distante de nuestra crisis
presente?
"La caída de Roma sirve para recordarnos que las sociedades complejas
pueden quebrarse, y de hecho se quiebran. Rara vez eso se debe a un solo
motivo. Más bien hay múltiples causas que se unen en una tormenta perfecta,
como ocurrió alreedor del siglo V d.C.", opina el experto.
"Pero en su momento la sociedad se recupera. Después de todo, las
sociedades están hechas de personas. Uno se imagina que las que se recuperan
más rápido son las más adaptables, y quizás las que tienen un sentido más
fuerte de identidad e historia. El más fuerte sentido de 'sentimiento
grupal'".
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