BBC Mundo, Argentina
Martes, 13 de marzo de 2012
Ensayo en laboratorio en plantas modificadas Arabidopsis thaliana, sometidas a sequía, versus plantas no modificadas.
Las sequías son la principal amenaza para los cultivos, provocando la pérdida de millones de toneladas de alimento en todo el mundo.
Hasta ahora, los expertos en biotecnología agrícola no habían logrado dar con una fórmula para hacer frente al problema que, debido al cambio climático, pareciera ser cada vez más recurrente.
Pero científicos en Argentina acaban de anunciar ese hito: lograron identificar a un gen que, incorporado a otras plantas, las hace más resistentes ante la falta de agua.
El gen, HAHB-4.2, obtenido del girasol, también hace a los cultivos más tolerantes a la salinidad del suelo.
Según el gobierno argentino, el descubrimiento “podría duplicar la productividad de la soja, el trigo y el maíz”.
“Se trata de uno de los descubrimientos más importantes en términos de mejorar la calidad de la semillas”, resaltó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, al dar a conocer públicamente la noticia.
BBC Mundo habló con la investigadora responsable por el hallazgo, Raquel Chan, del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, un centro creado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Argentina (Conicet) y la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Chan se mostró cauta ante el impacto que podría tener su descubrimiento.
“Si bien es cierto que en algunas pruebas se logró aumentar hasta el 100% de la productividad del cultivo, en promedio diría que la mejora es cercana al 20%”, afirmó.
No obstante, la experta confirmó que se trata de un aumento muy importante, que podría tener un fuerte impacto en la producción mundial de alimentos.
Un largo camino
El hallazgo argentino ya fue patentado en los principales países que compran y venden soja (Argentina, Brasil, China, Estados Unidos e India), pero para que la nueva tecnología pueda ser comercializada primero se debe obtener la habilitación en cada país.
"Si bien es cierto que en algunas pruebas se logró aumentar hasta el 100% de la productividad del cultivo, en promedio diría que la mejora es cercana al 20%"
Raquel Chan, del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, responsable del hallazgo.
Chan advirtió que ese proceso –conocido como desregulación- puede tardar años, por eso estimó que la nueva semilla transgénica podría estar a la venta recién en 2015.
“Para otorgar el permiso los organismos nacionales buscan que se cumplan tres pautas: que el producto genéticamente modificado no tenga elementos tóxicos, que sea nutricionalmente equivalente al producto original y que no cause un daño al medio ambiente”, resumió la científica.
Si bien los ensayos de campo superaron todas esas exigencias, Chan admitió que existe el riesgo de que algún país no apruebe el uso del gen.
Sin embargo, el proyecto tiene un sustento fuerte: la empresa estadounidense Arcadia Biosciences, líder en biotecnología, ya se comprometió a darle un impulso al nuevo producto en los mercados globales.
Unión pública-privada
El hallazgo sobre el uso del gen HAHB-4.2 se dio gracias a una asociación entre el sector público y privado.
Para desarrollar las costosas pruebas de campo necesarias para la investigación, el Estado (a través del Conicet y la UNL) se asoció con la empresa argentina Bioceres, propiedad de unos 230 agricultores de América Latina, incluyendo a Gustavo Grobocopatel, uno de sus directores, conocido como el “rey de la soja” de Argentina.
En el centro el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, junto a la Dra. Raquel Chan durante el anuncio.
Fue Bioceres la que se asoció con Arcadia, creando una empresa conjunta llamada Verdeca, que estará a cargo de gestionar la desregulación y la comercialización internacional de la nueva semilla.
Bioceres tendrá la licencia para el uso y explotación de la patente por 20 años. También tiene el 40% de la titularidad.
En tanto, se estima que los ingresos para el Estado argentino -de prosperar esta tecnología- serán multimillonarios, no sólo en concepto de regalías sino también por la entrada de más impuestos a la exportación (retenciones) generados por un aumento de la producción.
Temor de Greenpeace
Si bien muchos en Argentina celebraron este hito científico, la organización de defensa del medio ambiente Greenpeace advirtió por el efecto que podría tener para el ecosistema.
Según el organismo, la nueva semilla transgénica, “fomentará la sojización de nuevas regiones, como la Patagonia”, debido a que permite el desarrollo de cultivos en lugares secos.
Sin embargo Chan aportó una mirada diferente:
“Esta tecnología podría servir para aumentar la producción en zonas donde ya hay soja y otros cultivos, por lo cual no tiene por qué generar desmontes, sino todo lo contrario”, señaló.
Según la experta, son las autoridades las que deberán cuidar el medio ambiente y delimitar las zonas de cultivos para evitar la deforestación.
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